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La Educación Popular: ¿Para que? Y ¿Por que?

Texto de trabajo, en el cual se baso nuestra intervención en el foro sobre Educación popular en la Feria de Kontrainformación libertaria y tokata La Peste. Un pequeño aporte para discutir sobre la educación y su rol en la lucha social con el cual lxs invitamos a discutir sobre el tema.

Aprovechamos de agradecer todxs lxs participantes en el Foro de ayer.

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La noche de los lápices

Una película que toca tanto la dictadura argentina y como ésta termina no solo con los sueños de unos jóvenes sino con sus vidas.
Disfrútenla:

SINOPSIS

A unos estudiantes de diferentes colegios se les quitó el «boleto estudiantil», que suponía un descuento en el precio del transporte. Por esta razón, realizaron una protesta en la que participaron miles de jóvenes de los colegios de Bellas Artes, el Colegio Nacional y la Escuela Nacional.
La policía ya estaba preparada para resolver esta protesta, de modo que ante la llegada de los estudiantes, reprimieron e hirieron a muchos jóvenes.
María Clara Ciocchini, Claudia Falcone, Claudio de Acha, Daniel Racero, Horacio Húngaro, y Francisco López Muntaner pertenecían a un grupo político, lo cual fue causa de lo que luego pasaría.
En la madrugada del 16 de septiembre del 1976 entre las 0.30 y las 5.00 llegó una comisión militar a cada una de las casas de los estudiantes que pertenecían al grupo político. Los secuestradores, que dijeron ser policías de La Plata, fueron sacando de sus casas a los jóvenes mientras los maltrataban y amenazaban a sus padres con armas. Con el secuestro de los seis estudiantes se dio inicio al hecho ocurrido conocido como La Noche de los Lápices.
Amordazados, fueron llevados a un centro de detención clandestino junto a otros estudiantes que habían participado en las protestas. Fueron torturados con picanas (pringues eléctricos) o arrancándoles las uñas para tratar de sacarles información sobre los grupos políticos a los que pertenecían y sobre el movimiento de protesta; las jóvenes, dos de las cuales se encontraban embarazadas, fueron violadas.
Luego fueron traspasados a cuartos pequeños e individuales, los chicos en calzoncillos amordazados y con los ojos vendados. Se les alimentó con agua y pan únicamente. La mayoría de los estudiantes secuestrados fueron asesinados y sus cadáveres hechos desaparecer. Gracias a los relatos de Pablo Díaz, uno de los sobrevivientes, se pudo reconstruir esta parte de la historia y realizar la película.

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La educación prohibida

Compartimos la pelicula «La Educación Prohibida», estrenada hoy mismo. Su sitio oficial es: http://www.educacionprohibida.com

Sinopsis:

La escuela ha cumplido ya más de 200 años de existencia y es aun considerada la principal forma de acceso a la educación. Hoy en día, la escuela y la educación son conceptos ampliamente discutidos en foros académicos, políticas públicas, instituciones educativas, medios de comunicación y espacios de la sociedad civil.Desde su origen, la institución escolar ha estado caracterizada por estructuras y prácticas que hoy se consideran mayormente obsoletas y anacrónicas. Decimos que no acompañan las necesidades del Siglo XXI. Su principal falencia se encuentra en un diseño que no considera la naturaleza del aprendizaje, la libertad de elección o la importancia que tienen el amor y los vínculos humanos en el desarrollo individual y colectivo.

A partir de estas reflexiones críticas han surgido, a lo largo de los años, propuestas y prácticas que pensaron y piensan la educación de una forma diferente. «La Educación Prohibida» es una película documental que propone recuperar muchas de ellas, explorar sus ideas y visibilizar aquellas experiencias que se han atrevido a cambiar las estructuras del modelo educativo de la escuela tradicional.

Más de 90 entrevistas a educadores, académicos, profesionales, autores, madres y padres; un recorrido por 8 países de Iberoamérica pasando por 45 experiencias educativas no convencionales; más de 25.000 seguidores en las redes sociales antes de su estreno y un total de 704 coproductores que participaron en su financiación colectiva, convirtieron a «La Educación Prohibida» en un fenómeno único. Un proyecto totalmente independiente de una magnitud inédita, que da cuenta de la necesidad latente del crecimiento y surgimiento de nuevas formas de educación.

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Documental sobre Educación popular

Documental encontrado en Youtube, su autor explica de la siguiente forma su objetivo:

«Este documental fue realizado para el ramo de Historia Social, impartido por el profesor Gabriel Salazar el primer semestre del año 2007 en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Trata sobre la historia de la práctica de la Educación Popular en Chile, desde sus inicios en el siglo XIX hasta el siglo XXI, pasando por todas las teorías y formas de concebirse que ha tenido durante su larga historia, concluyendo en el estado actual de reorganización y resurgimiento de colectivos que realizan educación popular, como forma de desarrollar una conciencia popular alternativa al Neoliberalismo imperante, en la búsqueda de la superación de sus inequidades y evidentes injusticias.»

PARTE 1

PARTE 2

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LA ESCLAVITUD VOLUNTARIA

Juan y Pedro llegaron a la edad en que es preciso trabajar para poder vivir. Hijos de trabajadores, no tuvieron oportunidad de adquirir una regular cultura que los emancipase de la cadena del salario. Pero Juan era animoso. Había leído en los periódicos cómo hombres que habían nacido en cuna humilde habían llegado, por medio del trabajo y del ahorro, a ser los reyes de las finanzas, y a dominar, con la fuerza del dinero, no sólo los mercados, sino las naciones mismas. Había leído mil anécdotas de los Vanderbilt, de los Rockefeller, de los Rothschild, de los Carnegie, de todos aquellos que, según la Prensa y hasta según los libros de lectura de las escuelas con que se embrutece á la niñez contemporánea, están al frente de las finanzas mundiales, no por otra cosa sino -¡vil mentira!- por su dedicación al trabajo y su devoción por el ahorro.
Juan se entregó al trabajo con verdadero ardor. Trabajó un año, y se encontró tan pobre como el primer día. A la vuelta de otro año se encontró en las mismas circunstancias, Y siguió trabajando más, sin desmayar, sin desesperar. Pasaron cinco años y se encontró con que, a fuerza de sacrificios, había logrado reunir algunas monedas, no muchas. Para ahorrarlas necesitó disminuir los gastos de su alimentación, con lo que debilitó sus fuerzas; vistió andrajos, con los que el calor y el frío lo atormentaron, debilitando igualmente su organismo; habitó miserables casuchas, cuya insalubridad aportó a su organismo su contingente debilitante.
Pero Juan siguió ahorrando, ahorrando dinero a expensas de su salud. Por cada centavo que lograba guardar, perdía una parte de su fuerza. Para no pagar renta a propietario alguno compró un lote y fabricó una casita. Después se casó con una muchacha. El Registro Civil y el cura le arrancaron una buena parte de sus ahorros, obtenidos a costa de tantos sacrificios.
Pasaron algunos años más: el trabajo no era constante, las deudas comenzaron a afligir al pobre Juan.
Un día se enfermó uno de sus hijitos; el médico no quiso asistir al enfermito porque no se le ofrecía dinero; en el dispensario público atendieron tan mal a la criatura que ésta murió.
Juan, sin embargo, no se daba por vencido.
Recordaba sus lecturas sobre las famosas virtudes del ahorro y otras patrañas por el estilo. Tenía que ser rico porque trabajaba y ahorraba. ¿No habían hecho lo mismo Rockefeller, Carnegie y muchos más, ante cuyos millones suelta la baba la humanidad inconsciente?
Entretanto los artículos de primera necesidad iban subiendo en precio de manera poco tranquilizadora. La ración alimenticia se disminuía hasta su extremo límite en el hogar del inocente Juan, y, a pesar de todo, las deudas aumentaban y ya no podía ahorrar un solo cobre. Para colmo de desdichas, el dueño de la negociación en que Juan comenzó a trabajar decidió emplear trabajadores por menos costo, y nuestro héroe, y muchos más, se vieron de la noche a la mañana despedidos del trabajo, ocupando sus lugares nuevos esclavos que, como los anteriores, soñaban con riquezas amasadas a fuerza de trabajo y de ahorro.
Juan tuvo que empeñar su casa, esperando todavía poner a flote la barca de sus ilusiones, que se hundía, se hundía sin remedio.
No pudo pagar la deuda, y tuvo que dejar en las manos de los prestamistas el producto de su sacrificio, el pequeño bien amasado con su sangre.
Obstinado, Juan quiso todavía trabajar y ahorrar, pero en vano. Las privaciones a que se sujetó por el ansia de ahorrar, el trabajo pesado que había ejecutado en los mejores años de su vida le habían destruido el vigor. En todas partes donde solicitaba trabajo se le decía que no había ocupación para él.
Era una máquina de producir dinero para los amos; pero demasiado gastada ya. Las máquinas viejas son visitas con desprecio. Y, entretanto, la familia de Juan padecía hambre.
En la negra casucha no había fuego, no había abrigos para combatir el frío, las criaturas pedían pan con verdadera furia.
Juan salía todas las mañanas en busca de trabajo; pero ¿quién había de alquilar sus brazos viejos?
Y después de recorrer la ciudad y los campos, llegaba al hogar, donde lo esperaban, contristados y hambrientos, los suyos, su mujer, sus hijos, los seres queridos, para quienes soñó las riquezas de Rockefeller, la fortuna de Carnegie.
Una tarde Juan se detuvo a contemplar el paso de ricos automóviles ocupados por personas regordetas, en cuyos rostros podía adivinarse la satisfacción de llevar una vida sin preocupaciones.
Las mujeres charlaban alegremente, y los hombres, almibarados e insignificantes, las atendían con frases melifluas que habrían hecho bostezar de fastidio a otras mujeres que no hubieran sido aquellas burguesas.
Hacía frío; Juan tembló pensando en los suyos, que le esperaban en la negra casucha, verdadera mansión del infortunio. Cómo habrían de tiritar de frío en aquel instante; cómo debían sufrir las torturas indescriptibles del hambre; qué amargas deberían ser las lágrimas que derramasen en aquellos momentos. El desfile elegantísimo continuaba. Era la hora de exhibición de los ricos, de los que, según el pobre Juan. Habían sabido trabajar y ahorrar como los Rothschild, como los Carnegie, como los Rockefeller. En un lujoso carruaje venía un gran señor. Su porte era magnífico. Tenía canas, pero su rostro estaba joven. Juan se llevó la mano a los ojos para limpiarlos, temiendo ser víctima de una ilusión. No, no le engañaban sus viejos y opacos ojos: aquel gran señor era Pedro, su camarada de la infancia.
Cuánto ha de haber trabajado y ahorrado, pensó Juan, para que haya podido salir de la miseria y llegar a tanta altura y ganar tanta distinción.
¡Ah, pobre Juan!: no había podido olvidar los imbéciles relatos de los grandes vampiros de la humanidad; no había podido olvidar lo que leyó en los libros de las escuelas, en que tan concienzudamente se embrutece al pueblo.
Pedro no había trabajado. Hombre sin escrúpulos y dotado de gran malicia, había podido apercibirse de que lo que se llama honradez no es fuente de riquezas, y se echó a engañar a sus semejantes. Apenas reunido algún fondito, instaló un taller y alquiló manos baratas; de ese modo fue subiendo. Ensanchó sus negocios y alquiló más manos, y más, y más, y se convirtió en millonario y en gran señor, gracias a los innumerables Juanes, que toman a pies juntillas los consejos de la burguesía.
Juan continuó presenciando el brillante desfile de haraganes y haraganas. En la esquina próxima un hombre dirigía la palabra al público. Escaso auditorio tenía, en verdad, aquel orador. ¿Quién era? ¿Qué predicaba? Juan fue a escuchar.
– Compañeros, decía el hombre, ha llegado el momento de reflexionar. Los capitalistas son unos ladrones. Sólo por medio de malas artes se puede llegar a millonario. Los pobres nos deslomamos trabajando, y cuando ya no podemos trabajar, nos despiden los burgueses como dejan sin amparo al caballo envejecido en el servicio. ¡Tomemos las armas para conquistar nuestro bienestar y el de nuestras familias!
Juan lanzó una mirada despreciativa al orador, escupió al suelo con coraje y se marchó a la casucha negra, donde lo esperaban afligidos, con hambre y con frío, los seres queridos. No podía morir en él la idea de que el ahorro y la laboriosidad hacen la riqueza del hombre virtuoso. Ni ante el infortunio inmerecido de los suyos pudo reaccionar el alma de aquel miserable, educado para esclavo.

RICARDO FLORES MAGÓN

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PAIDEIA – una experiencia de educación libertaria

http://youtu.be/gGFhjSzUE8Y

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La opresión y la autoridad son una creación, jamas una condición ontológica.

El problema de cual o que sistema queremos no esta bien planteado si partimos de problemas supuestamente ontológicos sobre la necesidad de la autoridad y la imposición de un poder o una ideología determinada sobre el otro.
No es mi idea hacer una apología de la libertad, por que también la entiendo como un concepto ligado a contradicciones modernas muy propias del discurso que nos han enseñado, aunque reivindico la forma anarquica de entenderla. En este sentido es que es preciso hablar sobre nuestras posibilidades, sobre la vida, sobre lo que nos acerca y cuales son los mecanismos que nos alejan. Así, la libertad estaría mas ligada al reconocimiento de las formas de opresión innecesarias y patológicas, y la recuperación / creación de una vida integral, digna, donde quepamos todos, lo que necesariamente implica recrear el escenario en donde poner practica nuevas formas politicas.

Las ideas no son nuestras, alguien dijo por ahí alguna vez que “nacimos del plagio, somos el plagio y moriremos en el plagio”, pues bien, esto me parece muy acertado para hablar sobre la condición de la vida compartida y las formas políticas que regulan los marcos cognitivos en donde nos movemos. Los marcos de interpretación y deliberación, están creados, todo deviene de un lenguaje compartido en el cual fuimos socializados y construidos como cuerpo y sujeto fenomenal (como fenómeno social). En este sentido, es que la vida siempre esta con el otro. En el momento que compartimos lenguaje, dolores, emociones, gracias a ese marco social que aunque no haya sido deliberado y creado para todos, nos otorga las posibilidades mínimas de encuentro y humanidad.

En este sentido, pensar en la responsabilidad del nosotros es un problema urgente a resolver sobre todo en los tiempos de guerra en los cuales vivimos. El problema de la interculturalidad, el nacionalismo y la negación de lo otro, lo distinto, deben ser tratados partiendo de la consideración de ciertos problemas ontológicos de la vida y reconocer desde alli lo que nos une como humanidad (con nuestras diferencias). Actualmente, existen millones de sujetos invisivilizados a propósito, gente creada como no digna, como no viva..,, en estos términos es que pareciera que el imperialismo mediático nos sucumbe incluso en nuestra cotidianidad cuando nuestros afectos se inclinan moralmente hacia una u otra simpatía para con algunos grupos de acción política. Por ejemplo, cuando se criminalizan a los mapuches y su actuar y se bien-dicen los actos de la gente de gobierno. Son muchos mas, esta claro, los que creen las mentiras contadas desde las posiciones de poder. Asi, en terminos no tan relativistas como lo expone Baudrillard, lo mediático se impone como norma interpretativa y de afecto, es decir, como una hiperrealiadad a la cual debemos algo mas que el reconocimiento cotidiano de nuestra sociedad.

Los marcos interpretativos son creados y recreados en la capacidad misma de la reproducción de la noticia. Asimismo los que tienen la capacidad de posicionar los discursos como la verdad son los grupos de poder amparados en grandes capitales económicos, culturales y sociales. Son las autoridades gobernantes los que realizan el bien denominado terrorismo espectacular, imponiendo verdades y necesidades a la gente en general. de esta manra tambien nuestro actuar subversivo se ve condicionado cuando muchos compañeros diseñan estrategias pensando en la opinion publica.

Si es que existe alguna condición ontológica de la vida, no son ni la autoridad como algo patológico, ni las formas de gobierno centralistas, ni la representación, ni la sumisión, ni la guerra, ni el yo, ni nada por el estilo … si es que algo compartimos en esta vida y que determina de ahí en más nuestra humanidad, es la precariedad de nuestra condición, el desarrollo de las tecnologías para combatir a la precariedad, la relación con el otro, y el reconocimiento, que viene un poquito después…. las formas políticas y las normas que les dan sustento, no son más que construcciones, formas susceptibles de ser transformadas, y no pueden ser entendidas como algo ontológico en la vida. Son una construcción monstruosa de un maquievalismo moderno que ampara la igualdad ante la ley (abstracción) y jamas la igualdad de hecho, uan forma politica tradicionalmente burguesa.

Ahora bien, el problema del actual sistema social es la forma en la cual es distribuida la precariedad y por otro lado, que se nos construye como sujetos alienados de la responsabilidad para con el “nosotros” y uno mismo. Por ende, las posibilidades de transformar y dar un sentido vital a esas formas que regulan nuestro actuar en términos micro y macro son reducidas al mínimo. La política del cuerpo y de la idea (como accionar) están concebidas para reproducir formas de dominación y sometimiento que se hicieron necesarios dadas las condiciones de la vida en una momento histórico determinado. Y por supuesto de los intereses de los grupos empoderados en aquellos tiempos. Podemos citar a la revolución francesa y la génesis del liberalismo actual, por ejemplo.

Los grupos de poder marcan las pautas interpretativas y por ende nuestros afectos y el actuar. Y si algo queremos los que queremos recuperar nuestras vidas, es re-significar los sentidos a distintas escalas de inclusión y perspectivas, por supuesto, respetando las diferencias y re-inventando la política y las formas de llevarla a cabo. Por supuesto esto no se pelea a lo grande ni pasando la vida en bares, hablando de esa gran revolución a la bolche. La recuperación de nuestras vidas, implica reconocer que es lo que compartimos con el otro, en el día a día, con proyectos, está claro, y de allí, distribuir en el hecho mismo, las posibilidades de hacer menos precaria la vida para todos.

……»Y que no continué ningún asesinato, ninguna guerra, más que la de los menos hipócritas, pues la violencia es una forma de ejercer la agresión tan parte de la vida. Y pelear por la paz ejerciendo violencia en todo nivel no es más que la hipocresía de todos los días, esa que justifica nuestra rabia y nuestro odio…..»

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Es importante…

Es una obligación recordar y admirar la radicalidad humana y responsable de muchos amigos y compañeros que ya no estan,
es urgente mencionarlos, dibujarlos. Imaginarlos en nuestra cotidianidad, en cada vindicación, del tipo que sea, mientras nos llenamos de amor o compartimos el delirio, mientras llenamos de poesia y fuego las calles.
Es de suma importancia aprender y jamas ignorar nuestro pasado, en todo momento y someter la experiencia pasada a la solidaridad de nuestra lucha responsable en el presente.
Destruir todas las formas politicas de miseria y sometimiento que nos aquejan necesitan de la memoria. Olvidar seria claudicar, y tranformarnos en el presente vaciado, el que tanto nos han querido adjudicar.
Es importante hablar de los ausentes, de los miserables, de los asesinados, de los amigos, de los luchadores, de los weichafes, de los vindicadores, de los que huyen, de los ex ciudadanos y ex trabajadores, de los antisociales, de todos los invisibilizados historicamente que no hacen mas que renacer en cada uno de nuestros actos.
En cada una de nuestras palabras, somos ell@s.

El capitalismo como espacio omnipresente de estandarización y semejanza resta densidad a todo intento de cuestionamiento o disrupción…

hacemos un llamado general a provocar todo tipo de desmanes.. EL MOMENTO ES AHORA!

Comunicado de La pesteZine

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El ALF y la radicalidad cotidiana

La radicalidad cotidiana es transformar la complacencia de tus actos acomodados a la norma impuesta por el sistema capitalista en un acto político responsable, en un sentido holístico e inmediato. En efecto, esto necesita de un tratamiento de raíz, a través de la inmediatez de tu decisión política directa, es decir, en tomar parte de tus asuntos (del tipo que sean) en primera persona, sin mediaciones ni concesiones.

Saltarse la mediación implica necesariamente romper la dependencia abstracta o ideológica de la insatisfacción recursiva (fetichismo de la mercancía), para luego, en el camino de la construcción de una ética propia, hacerte responsable de tus actos. Esto, dependiendo de tus valores y afectos, es ser capaces de cuestionar la norma política que esta detrás de las injusticias que promueve este sistema, y hacer algo al respecto, y no esperar que otros lo hagan por ti (la concesión, el contrato de tipo delegativo que es la democracia o la tiranía de la mayoría). En este mismo sentido, la capacidad de cuestionarte la norma política que da forma al contrato y la forma de relacionarnos con nosotros mismos y los demás seres con los que compartimos este planeta implica que de alguna u otra manera, y a medida que vas cuestionando las formas políticas de hacer sociedad, también, te vas dando cuenta de la injusticias, los dolores, y las aberraciones contenidas en esas formas impuestas por el sistema capitalista. Así, los afectos e intereses específicos y colectivos se van modificando, y la ética, esa que impusieron a sangre, como forma de sujeto irresponsable, va tomando una nueva forma. Pensamientos y actos se van conjugando en una actitud política del tipo «responsable» a la cual apelamos. La que descansaría en una ética sin duda critica, y es posible que con anhelos sobre igualdad.

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NI ESTATAL NI PRIVADA – Educación libre y Autogestionada!

¿Será verdad eso que nos decían, eso de que si íbamos sin uniformes se evidenciarían las desigualdades sociales a través de nuestro vestir, y que por eso debíamos ir tod@s iguales?

Si partimos de la premisa que la sobreproducción material ha llevado a que tod@s puedan acceder a la mayoría de las prendas de vestir a un costo accesible (ya sea por la reutilización de las ropas – ferias – o bien una disminución de los precios por la gran producción de las grandes industrias). Existiría entonces una especie de «similitud» en la vestimenta.

Es por ello que comprendemos que la respuesta vendría por otro lado.

El uniforme más que una especie de silenciamiento a las desigualdades, existiría entonces como una identidad corporativa al igual que en las empresas con sus respectivos símbolos y frases. Como una especie de educación militarizada que construye un determinado sujeto, homogéneo y objetivo al interior de los establecimientos. Y que al mismo tiempo impide y limita el mostrarnos libremente a partir de la expresión corporal y de nuestras subjetividades (algo de por sí inherente al ser humano). El uniforme vendría a ser un claro ejemplo de cómo los patrones provenientes del estado se replican tanto en colegios municipales como privados. Esta situación no pertenece a un determinado sector social,
sino que traspasa las barreras de clases, presenciándose de forma general en la sociedad a partir de un tipo específico de educación; la educación estatal.

Cuando hablamos de educación estatal, no nos referimos a una distinción entre ‘lo privado’ y ‘lo estatal’; si comprendemos que la educación privada está regida por normas gubernamentales, donde tanto en la privada como en la municipal se enseñan contenidos estatales que son funcionales al mantenimiento del orden social y del sistema económico, sino de algo que nos preocupa quizás aún más; las bases en las que se sustenta el aprendizaje nacional.

Esas bases que mantienen una determinada forma de educar.

Entonces el problema radicaría fundamentalmente en la objetivación de la enseñanza donde no se permiten formas paralelas fuera del margen estatal, aquell@s que desean optar por otro tipo de enseñanza no caben dentro de la legitimidad social. No existe entonces, como plantea el discurso moderno, una real libertad de enseñanza, ya que toda la que existe es estatal. No se permite la existencia de escuelas paralelas al conocimiento del estado generando consigo el monopolio del conocimiento y de la verdad.

Sabemos que es imprescindible darle legitimidad social al conocimiento alternativo fuera del estado, que este último no impida la real libertad de enseñanza para aquellos que no quieren someter a sus hij@s a la imposición de un determinado tipo de educación. Se hace evidente que no existen escuelas alternativas (legítimas) ya que estas ponen en jaque y en duda la existencia del mismo estado.

Se hace imprescindible no pedir una educación estatal, porque es esta misma la que impide cualquier tipo de educación paralela y libre, aquella que serviría muchas veces para que la escuela se haga cargo de su propia realidad, para que exista una conexión real con las organizaciones de los barrios y así poder apropiarse del espacio que les pertenece.

Porque somos much@s quienes queremos la libertad del saber y del conocimiento.

No se trata de incluir a los excluidos a los tableros de control, sino de destruir esos tableros. Por la autogestión y apropiación de nuestras escuelas!

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No sé, juega tú ahí.

Yo creo que todos tenemos días más subversivos e inútiles que otros, que hay veces en que nos despertamos con ganas de quemar al mundo entero, otras en que queremos arreglarlo, pero siempre hay un sentimiento consistente, un sentimiento de libertad, de ganas de correr, de mandarlos a todos a la mierda, de ser yo, de crearme bajos mis límites y cánones, de ser quien en verdad quiero ser. Tal vez utilizo demasiado la «COMA» cuando escribo, es que en realidad es de la misma manera en la que hablo, sin topes, sin respiros, sin puntos, sin censuras, sin nervios. No es que nunca me suden las manos cuando hablo de ciertos temas, o con ciertas personas, es solo una corriente de la consciencia de la que me encanta que me ayude a escapar de vez en cuando, y de la que toda la vida me he sentido agradecida de tener.

Últimamente me he dado cuenta de que a mi alrededor le da miedo dejar hablar al inconsciente, y no es algo que se logre con una magia subliminal pachamámica, es sólo que al ser humano se le olvidó el meditar, el pensar en nada, dejar la mente en blanco y dejar que el cerebro se te llene de garabatos baratos y callejeros. Si en realidad, de que nos sirve tanto academicismo, tanto autor, tanto Weber, tanto Sartori, tanto Hobsbawm, de que nos sirven si cuando la vida nos mira desde arriba con ojos de odio no hacemos más que escapar a los brazos de la seguridad, de la institución, de la respuesta plasmada en la biblia o en la televisión, de las verdades ya aceptadas, de las condiciones impuestas por generaciones sin conciencia, de gente que no quería ver los árboles ni compartir con los animales. Puede ser que el asfalto me tenga un poco asfixiada, que no me haga ver la «realidad», de que en realidad estamos en otro siglo, otra época; de que estamos en el momento de lo instantáneo, de lo líquido y lo momentáneo.

Pero quien me dio a mí la opción de elegir, quien me hizo ver entre naturaleza y cemento, quien me puso entre el dinero y la comunidad, entre el amor institucional y entre el amor libre.?
Yo lo único que le pido a quienes vienen después de mi, a mis sobrinos, a los hijos de mis amigas y hasta mis propios
padres es que dejen de tener miedo, que se arranquen las cadenas coloniales, que sean libres. Que no le tengan miedo al cambio, al NO honor de las familias, a dejar de lado a los antepasados, a comenzar a elegir la vida a seguir, a elegir entre el pasto y la cerámica sin miedo al qué dirán. A dejar que los niños se ensucien y coman gusanos, a comenzar a hablar más estupideces, pero a leer más libros. A apagar más la televisión, pero a sacar más la guitarra. A cuestionarlo todo, a dar tu opinión, a gritar en la micro, a correr en el centro, querer alcanzar el auto que corre a mi lado, a querer compararse con el perro y hablar con el insecto, a vernos al espejo y querernos por quienes somos, no por quienes nos dijeron que fuéramos. A abrir los ojos y decir…que ahora estamos felices.

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¡A ti mujer!

¡A ti mujer me dirijo, a ti, tú que puedes con tus sentimientos más humanos impedir esa fiebre patrioteril que se desarrolla entre nuestros hijos, hermanos y compañeros, no per-mitamos que la cicuta de esa educación torpe y grosera dada en las escuelas, se infiltre en los cerebros infantiles de nuestros pequeñuelos;

Extirpemos esos fanatismos tradicionales de “patria” y de “raza” que modelan en esos virgos corazoncitos, para dar cabida a sentimientos más sublimes, más humanos; en-señémosles a amar, amar con frenesí; pero también enseñémosles a odiar, porque el odio engendra el amor, seres que no odian no saben amar; odiar, sí, a nuestros gober-nantes, a nuestros explotadores, amar a los humildes hijos del trabajo.

Mujeres, no seamos por más tiempo la esclava de la escoba y del delantal; aprendamos a ser fuertes, aprendamos a luchar, agitemos la tea lumínica de las sacras rebeldías y preparemos el advenimiento de la sociedad igualitaria, que nuestro es el porvenir.

Extracto de: Isolina Bórquez

Ediciones espíritu libertario