¡A ti mujer me dirijo, a ti, tú que puedes con tus sentimientos más humanos impedir esa fiebre patrioteril que se desarrolla entre nuestros hijos, hermanos y compañeros, no per-mitamos que la cicuta de esa educación torpe y grosera dada en las escuelas, se infiltre en los cerebros infantiles de nuestros pequeñuelos;
Extirpemos esos fanatismos tradicionales de “patria” y de “raza” que modelan en esos virgos corazoncitos, para dar cabida a sentimientos más sublimes, más humanos; en-señémosles a amar, amar con frenesí; pero también enseñémosles a odiar, porque el odio engendra el amor, seres que no odian no saben amar; odiar, sí, a nuestros gober-nantes, a nuestros explotadores, amar a los humildes hijos del trabajo.
Mujeres, no seamos por más tiempo la esclava de la escoba y del delantal; aprendamos a ser fuertes, aprendamos a luchar, agitemos la tea lumínica de las sacras rebeldías y preparemos el advenimiento de la sociedad igualitaria, que nuestro es el porvenir.
Extracto de: Isolina Bórquez
Ediciones espíritu libertario