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No sé, juega tú ahí.

Yo creo que todos tenemos días más subversivos e inútiles que otros, que hay veces en que nos despertamos con ganas de quemar al mundo entero, otras en que queremos arreglarlo, pero siempre hay un sentimiento consistente, un sentimiento de libertad, de ganas de correr, de mandarlos a todos a la mierda, de ser yo, de crearme bajos mis límites y cánones, de ser quien en verdad quiero ser. Tal vez utilizo demasiado la «COMA» cuando escribo, es que en realidad es de la misma manera en la que hablo, sin topes, sin respiros, sin puntos, sin censuras, sin nervios. No es que nunca me suden las manos cuando hablo de ciertos temas, o con ciertas personas, es solo una corriente de la consciencia de la que me encanta que me ayude a escapar de vez en cuando, y de la que toda la vida me he sentido agradecida de tener.

Últimamente me he dado cuenta de que a mi alrededor le da miedo dejar hablar al inconsciente, y no es algo que se logre con una magia subliminal pachamámica, es sólo que al ser humano se le olvidó el meditar, el pensar en nada, dejar la mente en blanco y dejar que el cerebro se te llene de garabatos baratos y callejeros. Si en realidad, de que nos sirve tanto academicismo, tanto autor, tanto Weber, tanto Sartori, tanto Hobsbawm, de que nos sirven si cuando la vida nos mira desde arriba con ojos de odio no hacemos más que escapar a los brazos de la seguridad, de la institución, de la respuesta plasmada en la biblia o en la televisión, de las verdades ya aceptadas, de las condiciones impuestas por generaciones sin conciencia, de gente que no quería ver los árboles ni compartir con los animales. Puede ser que el asfalto me tenga un poco asfixiada, que no me haga ver la «realidad», de que en realidad estamos en otro siglo, otra época; de que estamos en el momento de lo instantáneo, de lo líquido y lo momentáneo.

Pero quien me dio a mí la opción de elegir, quien me hizo ver entre naturaleza y cemento, quien me puso entre el dinero y la comunidad, entre el amor institucional y entre el amor libre.?
Yo lo único que le pido a quienes vienen después de mi, a mis sobrinos, a los hijos de mis amigas y hasta mis propios
padres es que dejen de tener miedo, que se arranquen las cadenas coloniales, que sean libres. Que no le tengan miedo al cambio, al NO honor de las familias, a dejar de lado a los antepasados, a comenzar a elegir la vida a seguir, a elegir entre el pasto y la cerámica sin miedo al qué dirán. A dejar que los niños se ensucien y coman gusanos, a comenzar a hablar más estupideces, pero a leer más libros. A apagar más la televisión, pero a sacar más la guitarra. A cuestionarlo todo, a dar tu opinión, a gritar en la micro, a correr en el centro, querer alcanzar el auto que corre a mi lado, a querer compararse con el perro y hablar con el insecto, a vernos al espejo y querernos por quienes somos, no por quienes nos dijeron que fuéramos. A abrir los ojos y decir…que ahora estamos felices.

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